Reconocimiento – Pa´ empezar

Reconocimiento – Pa´ empezar

22/03/2023 Off By Milena Olivares

Cuando ya mis pensamientos me agredían más de la cuenta, fue cuando me atreví a escribir. Pensé incluso en esconderme bajo un pseudónimo, el de una señora de edad, muy elegante y ya resuelta. Porque nadie podría cuestionar a una señora de edad, pero sí a una señora de mí edad. Porque soy una señora, en potencia, pero acá está la señora. Esa señora que en 30 años más los jóvenes dudarán que tiene ganas de follar. Una señora frígida, y con mañas. Una señora con cuentos interminables por contar. Una señora frustrada que no logró ni la mitad de sus deseos ¿Acaso no son eso las señoras para nosotros? De todas formas, no es mi deseo comenzar describiendo mi futuro. No. Quiero sacarme de la garganta estos sentires poco expresados. Estos sentires poco descritos, y tan solo manifestados a través de una copa de vino de vez en cuando. Muy seguido. De vez cuando, todos los días. Porque una tuvo que sobrevivir en circunstancias infrahumanas.

Entonces mi rebelión no se basta en hablar de una sexualidad libre. Mi tema es más burdo y aburrido, por eso, mi lengua no se satisface solo con decir una o dos frases bien hilvanadas de percepción sensual. Ya vez, no puedo medirme con la misma vara con que se miden las mujeres. Porque yo no soy una mujer, soy zapato, soy sombrero. Entonces claro, no se ama una mujer cuando se me ama. Y es lógico que salten viendo si pescan a una mujer de verdad, aún teniéndome a mi en su regazo. El problema es que mujer o no, soy efímera, distante y sigo en mi empeño. Sigo acá con las patas de gacela heridas, en mi cuello un carnívoro y en mi pecho una bala. Y sigo aún más fuerte que todas nosotras, porque mi empeño es rojo y corre por mis entrañas. Y es tanto así, que no pude refugiarme en palabras de una mujer burguesa que todo lo tuvo, y que su mayor victoria es liberar su sexualidad. Demostrando mediante palabras lo perra liberada que es. No. Eso es de niña cuica. De niña privilegiada. Esas que son de gusto de todo macho.

Incluso a mí me gustaría degustar a una niña así de vez cuando. Estoy segura que sería fácil hacerla llegar. Pero no. El juego de desenvolverme como una de ellas no satisface estos demonios. Yo soy rota, hedionda y mucho más vulgar. Porque la victoria expresada en la liberación de las pulsiones no es difícil. Es fácil. Demasiado fácil. Solo se necesitan un poco de ovarios y un par de frases escurridizas. Tan fácil como la masturbación inducida a través de palabras. En un chat, bien lejos. Sentirse glorioso por ello es algo muy superfluo, incluso para mi. Quiero – y necesito – degustar existencia. Sumergirme en lo profundo de una montaña oculta en niebla. Sumergirme en el lago sobre la montaña oculta en niebla. Como cuando niña. Cuando me sumergía en esos paisajes sureños que visitan en verano, pero que temen en invierno. Donde esa niña, enana, se perdía en el frío, en las heridas hechas por ramas violentas, en las historias de brujos y en esas luces danzantes en el cielo.

No quiero escribir sino para expresar esos sentires inexpresados. Esa existencia océanica que me inunda, que me colma, que me excita, me mueve, me deleita y que no se reduce a nadie ni a nada.