El Cadáver – Apología de la corrupción

La película noruega El Cadáver del director Jarand Herdal se estrenó en octubre de 2020. Al verla recordé la trama de otra película de 1991 “Delicatessen”. Ambas ambientadas en una sociedad post apocalíptica donde las dificultades para sobrevivir se convierte en la principal justificación para olvidar la ética y todo aquello que nos convierte en humanos.

La crítica social tal vez no es tan explícita como en el filme español “El hoyo”, a la cual le dedicaremos prontamente una reseña, pero deja entrever aquellas decisiones difíciles a las cuales una persona se ve enfrentada en momentos de necesidad. ¿Qué harías por sobrevivir?

Mathias, el dueño del hotel representa la figura de posición dominante en la trama. Es quién convence a los demás de seguir con el engaño para aprovecharse de las personas que buscan un pequeño momento de distracción y esperanzados de alguna forma por la comida ofrecida. El eslogan que aparece en Netflix “Una familia descubrirá el verdadero precio de la caridad” viene de la mano con el viejo dicho “Nada es gratis”.

Volviendo a la corrupción, la pérdida de principios, es válido preguntarse qué tan lejanos estamos en el día a día. Cuál es el límite. Se cree que existe una separación entre clases, estan aquellos que imponen una figura de poder, su necesidad es mantener el status a cualquier precio. Otros cuya aspiración es ascender, asegurar el futuro para sus familias.

En la película hay un grupo que ejecuta las atrocidades, la mano negra que sabe exactamente que están haciendo. Otro grupo que tal vez lo sospecha, pero no dice nada y otros, más ingenuos que saben que están engañando a los invitados, pero no se imaginan la magnitud. Deben ser del grupo que solo siguen órdenes.

En el contexto geopolítico y la corrupción en los estados, no creo que sea tan distintos. Estamos en un tablero que se convierte en el hotel perfecto para esta representación. La industria armamentista promueve o fabrica conflictos bélicos, el poder mediático le apoya para dispersarnos. Porque bien saben que somos más que ellos, pero si nos mantienen distraídos tal vez no nos demos cuenta o no nos importe que estén acribillando ciudades, explotando nuestro trabajo e impuestos. Fabricando pobreza y división.