Pi – El caos, fe y ambición

Pi – El caos, fe y ambición

13/02/2023 Off By Sebastián Rus Trujillo

Pi, fe en el caos. Película de 1998 del director Darren Aronofsky y la música que juega un papel importante, es de Clint Mansell. Es una genial apuesta underground, un clásico rupturista de los esquemas de ciencia ficción y filosofía. Abarca una temática que se mueve entre la paranoia de Max, un brillante matemático que está obsesionado con descubrir el patrón detrás de los números, y la implacable ambición de la sociedad. Es una invitación a pensar y redescubrir significados.

La obsesión de Max se divide en 4 focos principales: El misticismo, La ambición del mercado, El mentor y La realidad.

El misticismo es representado por una secta judía, la cual, a través de la cábala y la Torá, buscan descubrir el nombre de Dios. El poder perdido, que se interpreta como el orden y la fuerza de todas las cosas en un número de 216 dígitos.

Representa, tal vez, nuestras esperanzas que intentan descubrir lo que hay en ese espacio incomprensible para nuestra razón, el poder detrás de la existencia en sí misma, los patrones que unen a cada individuo y partícula de materia en el universo. Tal vez el lema central de la producción, “buscar el orden en el caos”, buscar a Dios o querer convertirse en él. Max, en su estado de locura, logra comprender este código, el significado de esos 216 números.

La ambición la podemos encontrar en casi todas partes en la película, principalmente en los estudios de predicción del comportamiento de la bolsa de Wall Street, por la empresa corporativista que busca reclutar y financiar el trabajo de Max, los esfuerzos por la secta judía que desea recuperar el poder de la cábala y el mismo Max que ambiciona fervientemente conocer los secretos del universo. Nos muestra la peor parte de la ambición y la búsqueda del poder que, sin importar los motivos, siempre termina mal.

El mentor aporta la dosis de cordura al filme, es el guía que ya pasó por ese camino y descubrió que existía un límite. Es la invitación a la reflexión, a la calma y la sabiduría.

La realidad, la conexión con la sociedad y con lo importante en la vida. Se puede encontrar en los vecinos de Max, quienes tratan de ayudarlo incluso cuando él, lo único que intenta es mantenerlos alejados. Esta parte nos recuerda que no estamos solos y que necesitamos ayuda, compañía y comprensión. Tal vez tanta ambición por el conocimiento nos lleva a cierta incomprensión de la realidad, el peso del saber provoca dolor, tal vez el mismo dolor que sentía Max con sus migrañas. Si bien no es malo perseguir el conocimiento, este debe ir de la mano con los intereses sociales, alejarse de la ambición del poder para así buscar sociedades más justas e integrales.